Fernanda González tenía al rededor de 20 años cuando pensó que algo le faltaba para sentirse completamente feliz en la actividad que más le gustaba. Ella amaba la fotografía, pero no sentía la motivación para desarrollar el gran talento que tenía.
Pensó entonces aventurarse a lo analógico, un camino que muchas personas pensarían que ya no tiene futuro, pero que actualmente es un movimiento a nivel mundial que busca reivindicar a la película o el film, el revelado químico, la experimentación y, por supuesto, a las cámaras mecánicas.
"Lo que decidí hacer fue experimentar. Compré una cámara analógica porque seguía muchos fotógrafos que estaban en este rollo del film, me gustaban los resultados que tenían. Mi primera cámara análoga fue una Canon AE-1, yo creo que muchos hemos empezado con esa cámara".
Hoy, Fernanda tiene 23 años, estudia una licenciatura en Cinematografía y se ha convertido en una excelente fotógrafa, logrando destacar en el campo del street photography y el retrato.
Los formatos analógicos
Para Fernanda González, la fotografía analógica aún tiene mucho que ofrecer para las nuevas generaciones que, como ella, buscan ampliar sus conocimientos en este arte.
Además de usar el 35 mm como una experta, también maneja otros tipos de película, lo que dota a su archivo de una enorme variedad.
Explica que tras cambiarse a los sistemas analógicos, comenzó a empaparse de información sobre los diferentes formatos que existen. Una de sus anécdotas favoritas es cómo llegó al formato medio:
"Empecé a querer ir más allá, vi que había más formatos, como el 120 mm, así que me compré una cámara Lubitel, pero no me encontraba con ella, no me sentía muy cómoda. Me desencanté un poco del medium format porque la cámara estaba muy tosca, muy plasticosa y sentí que no era lo mío".
Un tanto decepcionada, Fernanda vendió su Lubitel y continuó la práctica con su cámara de film de 35 mm. Sin embargo, volvió a darse una oportunidad en el formato medio al poco tiempo:
"Seguí investigando y viendo videos, mis amigos también tenían sus cámaras y me volvió a entrar la curiosidad por el medium format. Me compré una Yashica 124 y ahí fue cuando me enamoré y le agarré el gusto".

Entre lo más reciente de su trabajo está una serie en Polaroid en la que retrata parte de su vida diaria, la relación con su pareja y lo que acontece a su al rededor.
"Veía muchas fotos de gente que sigo que experimentaban con Polaroid, pero a mí me daba miedo. Sentía o que lo iba a odiar o que me iba a gustar muchísimo. La fotografía instantánea es un rollo muy diferente, no tienes que mandarla a revelar ni esperar a que te llegue por correo, ahorita estoy muy encantada con esa parte".
En los dos años en que Fernanda González lleva en la fotografía analógica, también tuvo que aprender a manejar su economía para sustentar su pasión.
Y es que quien se dedica a la fotografía química sabe que no es un hobbie nada barato. Las cámaras, el revelado y mandarlas a escanear para compartirlas en redes sociales cuesta dinero.
A Fernanda le gusta tener nuevas cámaras y rollos que probar, comenta que para seguir con esto constantemente vende sus equipos para adquirir otros. Con base en esfuerzo y ahorros mantiene a flote su fotografía.
"Ahorita es por puro amor al arte. En este momento me quiero concentrar al 100 por ciento en mi carrera. A lo mejor después sí me animaría a hacerme publicidad para sesiones de fotos en film. Hace poquito aprendí a revelar en blanco y negro y estoy ahorrando para comprar un escáner, por que al final de cuentas es una inversión".
Street Photography y retrato en analógico
El trabajo de Fernanda González es una armonía entre lo más íntimo de su vida privada y lo vulnerable que suele ser el exterior.
Sus retratos muestran escenas de su día a día, la relación con su pareja y lo que acontece a su alrededor.
Con un vistazo a su Instagram, cualquier persona podría pensar que ya conoce a Fernanda de hace tiempo. Su fotografía, además de técnicamente genial, es muy honesta con lo que busca transmitir.
"Mucha gente que se ha acercado a mí, fotógrafos que ahora son mis amigos, me han dicho que les gusta los que les hace sentir mi trabajo, que es la intimidad de mi vida diaria. Creo que siempre he sido muy fiel a eso, nunca he tratado de ser alguien que no soy, quiero retratar mi vida, lo que soy y en lo que creo".
Pero antes de iniciar a experimentar con un estilo o una rama de la fotografía en particular, lo primero que Fernanda hizo al tener una cámara analógica fue aprender las diferencias entre los sistemas digitales y mecánicos para usarlos a su favor:
"Cuando tuve mi primera cámara análoga y la tuve en mis manos, lo que pensé fue 'Ok ¿Y ahora qué?' Me puse a investigar, a leer y a ver videos, porque hay muchísima información en Internet. Entre estar haciendo eso y con la práctica, aprendí realmente lo que es la fotografía".
En su perfil en Instagram, se puede observar la evolución que ha tenido en los últimos años, tanto en el retrato como en el street photography.
"Empecé en el retrato haciéndole fotos a mis amigos en digital. Lo seguí después, cuando me pasé al análogo, pero no sentía que me desenvolvía tan bien, entonces lo que hice fue salir a la calle.
El paso al street photography llegó de buena forma. En su constante proceso de experimentación, Fernanda comenzó a capturar todo lo que pasaba en su entorno y a fijarse en los detalles a los que no se les presta mucho interés:
"Quería encontrar cosas bonitas en las calles que nadie se detiene a ver. También, me empezó a dar más curiosidad por las personas, me detenía a verlas, a observarlas y a hacerles preguntas, así fue como empecé en esto de la foto callejera y de nuevo en el retrato".
Para salir a tomar fotografías, Fernanda prepara su cámara y sus rollos de acuerdo con lo que quiera hacer ese día. Entre sus películas favoritas están los Ilford en blanco y negro.
"Salgo con mi novia en el carro y andamos hasta que vemos algo interesante. Nos paramos y empezamos a caminar hasta donde podamos. Después lo que hago es dedicarme a mirar, creo que los fotógrafos siempre tenemos que tener los ojos bien abiertos y estar al pendiente de todo. También debemos interesarnos genuinamente en lo que nos rodea".
De todo el material de street photography que ha capturado en analógico, Fernanda considera que entre sus fotografías favoritas destaca una que tomó en Zacatecas y que muestra un retrato honesto de la infancia mexicana:
"Es de tres niños sentados afuera de una catedral, en las escaleras. Me gusta muchísimo esa foto, porque ni los niños se dieron cuenta de que se las tomé y yo estaba muy alejada de ellos. Estaba sentada en un restaurante y creo que los capté en su momento más natural".
En cuanto al retrato, Fernanda González afirma que las fotografías que más le gustan son las que le hace a su novia, quien se convirtió en su principal modelo:
"Siento que hay una intimidad que logramos ella y yo que se puede reflejar en la foto. Ahorita mismo es en las que puedo pensar".
Las cámaras análogas no muerden
Aunque es muy joven, la fotografía de Fernanda es muy madura y distintiva, algo que a algunas personas les puede costar varios años en lograr.
Ella invita otros jóvenes entusiastas a que se unan a los fotógrafos mexicanos que pasan al analógico. Su mejor consejo es dejar atrás los temores:
"Lo primero que les diría es algo que yo me hubiera dicho a mí misma: 'No tengan miedo. Las cámaras análogas no muerden'. Con práctica le vas agarrando la onda y te das cuenta de que en tu cabeza era peor de lo que te imaginabas".
Asegura que la comunidad que mantiene viva al film siempre está dispuesta a apoyar a las nuevas generaciones como ella, además de que se crean lazos de amistad y profesionales que sirven como guía para seguir progresando:
"No tengan miedo de acercarse a personas que sí sepan. Creo que es algo que nadie te dice cuando vas a empezar, las amistades que haces. Yo creo que es una comunidad muy bonita que no lo piensa dos veces para echarte la mano y explicarte".
Puedes seguir el trabajo de Fernanda González haciendo clic aquí.
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